Marcia Batista Ramos
"Residua
Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.
De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.
De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?
Ida Vitale"
Ida Vitale es una poeta, traductora, escritora, ensayista, profesora y crítica literaria uruguaya, miembro del movimiento artístico denominado "Generación del 45", integrado también por autores como Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti. La Generación del 45 fue un grupo de autores uruguayos, principalmente escritores de diversos géneros, que destacaron entre 1945 y 1950, ellos fueron parte de un fenómeno social, político y cultural que tuvo una influencia determinante en la identidad intelectual uruguaya contemporánea.
Ida Vitale se encuentra entre los grandes creadores del campo de la literatura, es representante de la poesía "esencialista". Según el Atlas de la diversidad cultural, el esencialismo es un punto de vista filosófico según el cual, detrás de todo lo que es aparente y accidental está lo esencial y necesario.
La poeta es una mujer sencilla y de humor fino, que repite, "No necesito más que una biblioteca y un aeropuerto para sentirme en casa". Se ha convertido en uno de los autores más reconocidos de la literatura contemporánea, ha recibido diversos premios: Premio Alas 2019; Premio Internacional Alfonso Reyes (2014); Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015); Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016); Premio Max Jacob (2017); Premio Miguel de Cervantes (2018); 100 Mujeres de la BBC (2019); Medalla Delmira Agustini (2019), entre otros.
Como suramericanos tenemos la esperanza que la Academia Sueca mire a los pagos del sur y la premie, por haber producido en el campo de la literatura una obra destacada, en la dirección ideal, como diría el filántropo sueco Alfred Nobel. También, porque ella es tan pionera e influyente como los grandes autores latinoamericanos.
Ida Vitale, estuvo exiliada en México entre 1974 y 1984, perseguida por sus ideas políticas y más tarde afincada en Austin, Texas. Desde 2018, cuando enviudó de su segundo marido –el también poeta Enrique Fierro–, reside de nuevo en Montevideo.
Pienso que la poeta vive y escribe bajo los signos de la fascinación y la paradoja: comprendiendo el mundo incomprensible a través de las palabras, que regresan su vida, reiteradamente, a diferentes espacios y tiempos. Ida Vitale siempre usa la palabra precisa y la anota permeada por la experimentación lingüística, entre líneas y silencios. Logrando expresar la experiencia humana –su propia experiencia- a través del lenguaje, ya que, para ella, las palabras están plagadas de significado y poesía. Por eso, la poeta hace gala de su capacidad para expresar el mundo y sus circunstancias o la realidad a través de sinónimos:
"Viento
¿Cuándo cuándo cuándo cuándo cuándo?
¿cómo cómo cómo cómo?
¿para qué para qué para qué?
Ida Vitale"
En la obra de Ida Vitale se percibe un giro hacia adentro, hacia la experiencia interior, hacia el impacto de las cosas del mundo en la subjetividad de la vida misma, instalando una perspectiva crítica en relación a los esquemas, que alienan al ser humano del contacto vigoroso consigo mismo, con el otro, con la vida… Por eso, siempre destaca en su obra la interioridad y la búsqueda de la trascendencia. A veces, la palabra para Ida Vitale, quiere ser lo que representa, otras veces, la palabra se indaga mientras se realiza, de ahí que su lenguaje esté impregnado de líneas, a través de las cuales, la poeta, pretende - y logra- ir más allá de lo que escribe.
Ida Vitale nació en Montevideo, en el día 2 de noviembre de 1923. La poeta ya cumplió un siglo.
"Obstáculos lentos
SI el poema de este atardecer
fuese la piedra mineral
que cae hacia un imán
en un resguardo hondísimo;
si fuese un fruto necesario
para el hambre de alguien,
y maduraran puntuales
el hambre y el poema;
si fuese el pájaro que vive por su ala,
si fuese el ala que sustenta al pájaro,
si cerca hubiese un mar
y el grito de gaviotas del crepúsculo
diese la hora esperada;
si a los helechos de hoy
—no los que guarda fósiles el tiempo—
los mantuviese verdes mi palabra;
si todo fuese natural y amable...
Pero los itinerarios inseguros
se diseminan sin sentido preciso.
Nos hemos vuelto nómades,
sin esplendores en la travesía,
ni dirección adentro del poema.
Ida Vitale"
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