Apocalipsis de septiembre


No es solo de ahora, el apocalipsis. En “uno de los más penetrantes fragmentos póstumos de Walter Benjamin”, Capitalismo como religión, el autor ve un fenómeno religioso que se desarrolla de manera parasitaria a partir del cristianismo. Una religión cultural con un culto que “precisamente porque tiende con todas sus fuerzas no a la redención sino a la culpa, no a la esperanza sino a la desesperación, el capitalismo como religión no apunta a la transformación del mundo, sino a su destrucción”. Esta Apocalipsis de septiembre me hizo tanto pensar a este gran pensador alemán.

Dios no ha muerto, deja pasar, en un carpe diem alucinatorio, la sentencia de Adorno y la ceniza de una infinita cadena de seres vivos calcinados; la farsa que con unas letras coloreadas nos dejó el maudit por excelencia, el poeta Arthur Rimbaud.

Cuando desde un canal televisivo brasilero oí decir al ex obrero Lula da Silva que se sentía responsable de haber creado millones de consumidores, finalmente le creí. Sentí la clave del porque así iba desapareciendo el jogo bonito, la desprendida alegría de un pueblo, su saudade.

Arde el mundo y vemos el planeta Marte como un nuevo recurso natural, mientras la prosa de Hemingway trasvasa la sangre derramada en el Piave a una novela que leímos en las noches insomnes o de largos inviernos. De sideral nos queda una mirada absorta entre la humareda de estos apocalípticos dias. Sirionós en fuga de la fuerza del mal, el misionero jesuita que sopla en su flauta el canto de parabas abandonadas a la hoguera. Es la hora de sacar el libro de la revelación. Visiones misteriosas, simbología y lenguaje alegórico, citan en varios preámbulos. Ahí afuera sopla el viento que fue de agosto, los párrafos del libro me hablan de ángeles, del jinete del caballo blanco y de la derrota del diablo. Borges se quedó con que era un texto de literatura sobre el lenguaje.

En una vida más terrenal, D.H. Lawrence nos acompaña, como en las palabras de mi abuela que nunca creyó en la existencia del infierno. Lo que estamos viviendo hoy es el infierno de lo vivientes.

Maurizio Bagatin, septiembre 2024
Imagen: Stanley Spencer, Ángeles del Apocalipsis

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