Las semillas de ayer y el humo del Oriente


También las flores tienen espinas. La rosa del poeta y el Puna Raimondi que cada cien años recuerda su madurez. Silencio de septiembre.

En un jardín donde prevalece el diente de león, falta la ortiga. Es el lobo que sueña con volverse oso. La compañía que busca soledad.

La voz espiritual conecta las raíces que navegan bajo tierra; las semillas de ayer fueron sembradas a la sombra del desnudo y solitario tajibo.

Política y liturgia se asemejan, el sal de la tierra y el misterio se acercan en el teatro de sus acciones. Performance de nuestra época.

Como dijo Borges, hablándole al oráculo o al mito que eternamente crea el hombre, la memoria modifica el pasado. En las palabras de hoy, como en las palabras de ayer.

El humo del Oriente flota en el aire, cruzada la cordillera se presenta como el desnudo testigo de nuestra huella ecológica.

Caminan y pedalean los ciudadanos de este irrazonable mundo.

Maurizio Bagatin, septiembre 2024
Foto: La flor de la Corona de Cristo

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