Miles Davis, un ascensor hacia lo Divino


Maurizio Bagatin

“La música refleja lo que sucede...expresa toda la experiencia humana en el mismo momento en que se vive” - John Coltrane -


Desasosiego metropolitano, París envuelta en su gris otoño, hojas multicolores abandonan su hogar, metáfora de nuestras vidas, pendiente a un viento, a un soplo irrequieto o al amor o al odio. Una navaja se introduce dulcemente en el corazón, entra fría la trompeta, noir guión de todo amor imposible. Gélida improvisación. Hipnótica seducción. 

Veo a Jeanne Moreau sirviendo drinks a los músicos - intervalos bebop sin estereotipos - y el Boris Vian que rinde leyendaria aquella Diner au Motel con su narración del pedazo de piel del labio de Miles Davis que, una vez arrancado, lo introduce en su trompeta, modificando el sonido… haciendo aún más única su sublime arte, su universo musical. 

Aquella noche Miles improvisó como nunca, dos horas y media de improvisada libertad mientras corrían las imágenes, breves fragmentos que se acoplan, música y escenas que quitan el respiro, dejándonos un ascensor hacia lo Divino. 

Diciembre 2017
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Publicado originalmente en Sugiero Leer (11/12/2017)

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