Las semillas que nos domesticaron


“Nos acordaremos de este planeta” 
Auguste de Villiers de l’isle Adam

El camino de las semillas es más increíble que el camino de los seres humanos.

Las semillas nos domesticaron. Por un triste afán hoy queremos domesticarlas.

Siempre hemos ido creyendo que el ser humano fue el que domesticó a las plantas, y en parte parece que haya sido así, pero queda aún muchas lecturas que hacer. Una mirada evolucionista a las plantas, por ejemplo, nos permitirá reconocer algunas nuestras actitudes que revelan como también las plantas han ido domesticándonos. Escribe Telmo Pievani que nosotros no cultivamos el roble y no comemos las bellotas, continua recordándonos que solamente unos miles de especies vegetales son comestibles y que solo algunos centenares han sido domesticados.

Más nos acercamos a ellas y más el mundo nos parece maravilloso. Ellas nos nutren. El mundo de las semillas es increíble. Recordaremos siempre al campesino que aquella noche oyó “el trueno del grano que se abrió bajo la tierra”, lo que fue la poesía de la domesticación, un proceso evolutivo. Y no olvidaremos que las plantas que nos domesticaron son las que por sus dulces frutos y por su rápido crecimientos nos siguen ofreciendo carbohidratos y proteínas. Competieron entre ellas para satisfacer nuestras necesidades, supieron utilizarnos como vehículos y obtuvieron un suceso global. Han evolucionado con nosotros, cambiando nuestras fisiologías a través de la alimentación, la medicina, la cosmética, los tejidos, las sustancias psicotrópicas.

La Media Luna Fértil y el teocintle y el pan de los humildes, la papa de los Andes. Un infinito elenco de semillas que han dado una planta, un fruto, otra vez una semilla. La dedicación que le entregó Nikolaj Vavilov le costó la vida: “Las plantas y el hombre se encontraron”, pero esta afirmación a Stalin no le gustó. Y la mirada de las mujeres, que en sus vientres guardan las vidas, parece anonadada frente al poder de la semilla del baobab, a la estupefaciente narración de los miles de años del camino de una manzana silvestre hasta nuestras mesas o la modificación genética natural de las almendras.

Culturas que han ido observando, aplicando y mejorando, a veces arruinando, otras veces reconociendo los errores, cuando no, eclipsando.


Maurizio Bagatin, 16 de septiembre 2023


Imágenes: 2° Encuentro de Semillas “Sembrando Guardianes de Semillas”, Aramasí, Municipio de Villa Rivero, Cochabamba, Bolivia






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