Una historia jamás escrita


Se trata de un libro casi olvidado, Porci con le ali (Cerdos con alas). Cuando se publicó, en 1976, Italia estaba viviendo la herencia del ’68 y el “reflujo” que se estaba aproximando. Un momento gramsciano, lo llamaría algún sociólogo posmoderno. Cuando el libro nos llegó entre las manos ya todo había ocurrido, el lenguaje se había quedado, y esto creo haya sido el más grande logro del texto: fuerte, sincero y anticipador. El sueño que fue envolviendo a toda la generación involucrada, fue el último grande sueño. De ahí inició un cataclismo jamás vivido antes.

Será un viaje literario, proseguir el camino según la marea que nos reservó la ola de un momento que dejaba de existir y otro que estaba apareciendo. Antes todo un nuevo lenguaje se presentó en la literatura (¿y del porque desapareció de repente este libro, tendrá algo que ver con este fenómeno?), un lenguaje que no respondía al “italiano romanesco” de la televisión, lo que Tullio De Mauro nos describió con tan bella prosa, como tampoco el lenguaje “recreado en laboratorio por sus muchachos de vida” por el poeta Pasolini, sino un lenguaje de la timidez y del extravío del ser frente al momento histórico. Todo ocurre cuando el paso campesino se va inmiscuyéndose con la fuerza y la violencia de una aceleración poderosa que derrumbará nuestros mitos y nuestras certezas. Esta novela nos hizo descubrir también a nosotros de aquel entonces, el cuerpo y el sexo. Rompe esquemas con toda la literatura que la precedió. Aparece la voz de una generación “antiedipica”, de los jóvenes que tuvieron por primera vez una voz que, de repente así, con este su nuevo lenguaje, demuestran que un nuevo segmento de la población está presente. El que no tuvo nunca juventud, se visibiliza y habla, así como es y de inmediato se choca con el fruto del fetichismo del capitalismo. Y es la pequeña burguesía que se va formando, y lentamente “apoderando” de un escenario antes ocupado por una elite. Vittorio Tondelli tal vez es el fruto que, inmediatamente después, nuestra literatura ofrece, espontaneo y naturalmente.

La bella critica de entonces acertó algunos lindos detalles de la obra, otros los evitó y algunos ni siquiera los vio. Al acercarse a sus cincuenta años de edad el libro sigue demostrando su “poder de lectura” en lo más íntimo y en lo más colectivo de sus escenas: haber penetrado tan poéticamente en lo personal de la política de entonces.

Tal vez le quede una sola culpa, y es la culpa de “creer que la historia no es y no puede ser que la historia burguesa”. A pesar de que el poeta este libro no lo leyó.

Maurizio Bagatin, octubre 2024

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